Es un titular de los que impacta, en una misma frase Netflix y Transparencia, pues lo he podido hacer realidad y me ha servido como prueba para publicar en Pulse, la plataforma de publicaciones en LinkedIn, os informaré de cómo funciona, pero por lo pronto también os dejo esta reflexión que una serie de Netflix me ha inspirado:
Ozark y su imposible versión española -en breve-
Es el descubrimiento del verano, la suscripción a Netflix, un archivo inmenso de series y películas para todos los públicos y de todos los géneros, como gusta decir «a golpe de clik»
De entre todas las series originales de esta plataforma, OZARK nos tiene atrapados, un argumento de intriga, corrupción y drogas en un peculiar ámbito familiar, algo impactante si lo dejamos así de resumido.
Pero no he tenido bastante con este impacto, lo reconozco, la visión archivera ha irrumpido, cuestión de deformación profesional ya que en cualquier situación cotidiana, la visión archivera se cuela irremediablemente, seguro que a alguno de los lectores de este artículo les ocurre lo mismo, lo se porque lo he podido comprobar en algunos de los artículos del blog del archivero Fernando Betancor El Archivo: la gestión de la memoria como los gazapos archivísticos o diálogos cinemarchivísticos.
Pues bien, en el segundo o tercer capítulo de la serie aparece el equivalente al Archivo Municipal de Ozark (Misouri) que por supuesto, toda coincidencia con la realidad es pura casualidad, pero que en el argumento de la serie es una escena clave, sin ella nuestro limpio protagonista no podrá llevar a cabo su principal misión: Blanquear 5 millones de dólares de un peligroso cartel de la droga.
Con esta afirmación no quiero decir que el Archivo o su archivera sean cómplices de un delito, quiero resaltar la enorme transparencia de esta región estadounidense, en la trama, y con esto no creo que haga mucho spoiler, Martin, su protagonista se dirige a las oficinas municipales para conocer las licencias empresariales en vigor, o canceladas, algo así como conocer las licencias de apertura concedidas o denegadas en un Ayuntamiento en España, y es en este momento cuando me quedo ojiplática al ver cómo la señora archivera le muestra a Martin dónde puede consultarlas con una frase lapidaria para una archivera de provincias:
«aquí tienes, los expedientes de dominio público»
La lectura de una persona ajena a la profesión verá un proceso más en la trama, pero una archivera en estos 5-10 segundos de escena hace varias lecturas después del susto inicial:
- Es un ejemplo práctico de transparencia en estado puro
- Nos encontramos ante un archivo organizado y accesible en el momento, sin esperas y con una infraestructura que permite la investigación de un ciudadano, que no ha necesitado demostrar su interés legítimo
- Estos americanos no conocen la protección de datos a la europea
Y la cuarta lectura que me ha llevado a escribir este artículo, ¿y si las productoras españolas estuvieran pensando realizar una versión Made in Spain? Pues que el capítulo 2 se convertiría en el capítulo 2, 3, 4 y 5 de la trama -con suerte para el protagonista-. Sí, os podéis imaginar porqué, porque el protagonista español, pongamos a Paco León como versión española, debería pedir cita en algunos casos, y saber que al no ser una persona interesada en expedientes «vivos» no tendría acceso a esa información, por lo que necesitaría justificar ese interés legítimo o solicitar a los interesados que intercedieran por él, por lo que, al menos sí el municipio en cuestión tuviese un portal web de transparencia (actualizado y proactivo), esta serie se paraliza y eterniza con unas cuestiones tan simples y complejas a la vez: el acceso a la información y la transparencia de los gobiernos
Os dejo una crítica de esta serie Ozark: Buitres, lavadoras y paletos publicada el pasado 28 de julio por si os animáis.