Al igual que el resto de actividades, como si de un capítulo de Black Mirror se tratara, los archivos quedaron en suspensión de su actividad desde el pasado 13 de marzo, y una larga lista de “tareas por hacer” sobre la mesa.

El estado de alarma y la necesidad de trabajar desde casa,  nos ha servido para ser conscientes de que no estábamos del todo  preparados para hacer frente a esta carga laboral, a pesar de estar completamente inmersos en el mundo digital. Todos tenemos redes sociales, Whatsapp e incluso hacemos la compra desde casa. Pero a la hora de realizar un trámite administrativo, lo llevamos en persona y en papel físico, porque así “me quedo más tranquila/o”. Todo esto va a cambiar los próximos meses, por la obligatoriedad de presentar todos los trámites por vía telemática, cambiando, consecuentemente, el panorama en los archivos.

Dentro de todo el caos generado las primeras semanas, por la obligación de realizar teletrabajo debido al confinamiento, la labor de los/as archiveros/as ha cobrado cierta relevancia, en especial, en las administraciones públicas. Esta situación ha puesto de manifiesto por un lado, la necesidad de digitalizar los expedientes para ponerlos a disposición de los trabajadores de  la administración, y por otro, ha puesto en valor el trabajo de los/as archiveros/as en el día a día de los trámites administrativos, contribuyendo a dar visibilidad a nuestro trabajo. No somos esos trabajadores a la sombra siempre envueltos entre  cajas, expedientes y legajos, que tanto asustan a  los que no están familiarizados con nuestro trabajo, sino que nos hemos convertido en figuras esenciales para el funcionamiento de los trámites administrativos, dando un servicio eficaz a los funcionarios que han trabajado desde casa, digitalizando y  proporcionándoles vía e-mail, toda la documentación necesaria para poder gestionar los trámites burocráticos para  la ciudadanía.

Ahora más que nunca tenemos que reivindicar nuestro trabajo y darle el lugar que se merece:

abogar por la digitalización de los expedientes en papel, no sólo para la conservación, sino para poder dar un servicio eficiente tanto a los ciudadanos como a los trabajadores de las administraciones

Reivindicar, además, que éste trabajo debe ser realizado por los/as archiveros/as, ya que somos los que conocemos las herramientas para la descripción y clasificación de los expedientes, siguiendo la normativa archivística y conocemos el modo en que deben ponerse a disposición de los ciudadanos y trabajadores. La digitalización de los documentos, sin duda,  también es parte de nuestro trabajo. Y para que todo esto sea posible, se necesita de una inversión económica y un firme compromiso de acción por parte de  las administraciones para poder llevar a cabo esta labor tan necesaria.

Dentro de unos años, cuando se investigue y se realicen estudios sobre lo que acontece estos días, serán los archivos digitales la fuente de  información de los investigadores y detrás de ellos, para ponerlos a su disposición, un/a archivero/a.

Creo conveniente que,  para celebrar este año el “Día Internacional de los Archivos”, reivindiquemos la digitalización de los documentos en los archivos, poniendo en valor nuestro trabajo y dando más visibilidad a nuestra labor diaria.

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